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Tras-lados

Tras-lados

Ciudad de México, septiembre de 2017 – mayo de 2020

I

Estás ahí, parado frente a la puerta. Sonríes y yo pienso en la diferencia: intelecto versus potencia física, arrojo contra racionalidad. Nunca coincidir, contradicción irreductible. Conexión azarosa, absurda, irresponsable.

II

Abres la puerta del coche y me dejo caer en su interior. Avanzamos por el centro de la avenida desierta. Llueve. Ninguno dice nada, un viaje contractual, predecible, escindido. La luz se va perdiendo y se interna en el crepúsculo.

III

A través del vidrio empañado observo la ciudad, y por encima del cálculo y del anonimato de voces callejeras se abre la pregunta. Quieres saber cuántos lugares conozco, cuál me ha gustado más. No sé en realidad qué responder, a esta hora les falta solidez a las palabras. Pienso en el cielo estrellado de mi ciudad natal y hago como si no hubiese escuchado. Aceptas el silencio, sintonizas la radio y te acomodas el cabello. Adivino intenciones de compleja trama, deseos, nostalgias.

IV

El sonido húmedo del pavimento me adormece. No quiero decir nada, me cansa explicar siempre las cosas, buscar las cinco patas al gato. Ahora no, ahora deslizarme sobre la máquina, incluirme en sus artilugios, transformar el cuerpo en dispositivo pleno de automatismos, crecer en el metal, acoplarme al combustible que potencia nuestro limitado acervo.

V

“Hemos llegado”, oigo la voz, regreso al canon, a esa cuota de asertividad que llena la existencia. Me desenredo, tomo la bolsa, el paraguas y brevemente observo el panorama.